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"SOMOS LO QUE COMEMOS" Paul Cartón      

 Paul Cartón (1875 - 1947)
 De su obra “bienaventurados los que sufren”

SOMOS LO QUE COMEMOS

Con la ciencia de los alimentos, se empieza a descubrir el verdadero valor potencial del organismo humano en sus di­versos componentes y en sus múltiples funciones. Su perfec­to mecanismo, puede regularse o alterarse por elementos que influyen en nuestro sistema, en forma apacible y tranquila dando bienestar y alegría según la pureza y el valor vital de las sustancias que ingerimos, o destructivas perturbaciones morbosas por las toxinas y excitantes contenidos en la ración cotidiana.


La vida y la salud están reguladas por estos factores, po­co estudiados aún por los investigadores modernos, pero sa­gazmente señalados por elementos de extraordinaria visión científica.

LA SOBRIEDAD PROLONGA LA VIDA

"Lo primero hacia lo que deberá concentrarse la atención es el placer de la mesa. La gula constituye el flagelo princi­pal del cuerpo. Todo lo que deleita demasiado al paladar y sobre excita las reacciones nerviosas, daña el ejercicio de la razón, mueve a la cólera e impulsa a la lujuria. La intempe­rancia convierte al hombre en loco, enfermo o criminal. La sobre-alimentación emponzoña la sangre, debilita las vísceras y destruye la salud. La gordura enmohece el cuerpo y entor­pece el espíritu".

"Esto nos demuestra que debemos abstenernos de produc­tos cadavéricos (carnes y pescado), y de excitantes (alcohol, te, café y tabaco). Por otra parte, » si queremos librarnos por nosotros mismos del sufrimiento, no debemos de vivir del pa­decimiento y de la muerte que se ocasiona seres animados, ni incorporamos las impurezas y bajos instintos que impregnan los cadáveres de las bestias".

"Desde el día en que una persona condesciende a renunciar a la alimentación demasiado tóxica y sobre-excitante a volverse sobria, moderada en todo, a restituirse al cuadro de la vida natural destinado a la humanidad por la Providencia, a econo­mizar sus fuerzas, a moderar sus deseos y a cesar en sus des­pilfarres, todo cambia de inmediato: las nociones de orden, de disciplina, de sabiduría y sacrificio, penetran en su carác­ter. Su espíritu se purifica al mismo tiempo que su cuerpo. Siente por ello un alivio que lo entusiasma; una resistencia física que decuplica su actividad; un vigor moral que enal­tece su convicción y un deseo de vida clara y sana que la re­nueva".


Dr. PAUL CARTÓN.

(1875 – 1947) Vegetariano Ilustre

(De su obra "Bienaventurados los que sufren").


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